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La revista de Murcia donde tu opinión cuenta

Misiles de barro

Todo el mundo lo sabe. En estos tiempos locos que corren, todo puede ser posible. Cuando se va a una misión de paz en el extranjero, se va a una misión pacífica en la que los misiles están compuestos de un barro, de composición extrañamente mortífera, capaz de asolar campamentos y destruir todo lo que toca, los fusiles de asalto disparan rosas y, entre otras cosas, los tanques sólo tienen que aplacar las acometidas de inocentes morteros frágiles cual mariposas que revolotean sobre la flor.

Por desgracia, todas las fachadas maravillosas acaban por revelarnos algo dantesco y descorazonador en su interior:

las guerras matan. Las guerras asesinan, destruyen, masacran vidas humanas por doquier, dejan niños huérfanos, y truncan la existencia de chicos jóvenes cuyo sendero vital está aún por empezar a ser trazado.

En ese momento, nos quitamos la venda y reaccionamos. Tiene que morir un allegado, alguien de un mismo lugar como Cristo Ancor, alguien al que nos podríamos cruzar cada día por la calle, para que nos demos cuenta de que los proyectiles matan y no entienden de razas, colores, etnias ni nada que se le parezca. No entienden el dolor que puede padecer una familia al vislumbrar lo efímera que puede llegar a ser la vida, cuando una margarita inofensiva en forma de explosivo estalla, porque alguien acciona un detonador de juguete, y hace añicos un BMR obsoleto dentro de cuyo caparazón de tortuga tienen que salir a patrullar soldaditos de plomo, desgraciadamente, humanos.

Lo más triste es que, en ese mismo momento, hay que aguantar sandeces por la televisión como "murió por defender la paz en territorio ajeno", "sirvió al país con coraje", "le concedemos una medalla al honor póstuma, porque lo merecía, el cielo y la OTAN se lo agradecerán" y un largo etcétera. Supongo que cuando se ven los toros desde la barrera, se puede ver algo distorsionada la realidad. Se pueden ver misiles inocuos de barro.

Efrén Alemán García

Sin identidad

¿Marroquí o española? ¿Oujdiya o murciana?¿De dónde es uno? ¿De donde nace o de donde crece?

Este es el dilema de mi vida, vida sin identidad... ¿Pensamiento occidental o alma oriental? Dos polos opuestos que desgarran mi persona. Extranjera vaya donde vaya, esa es mi identidad.

Ciudadana del mundo, con sede en la mar, único sitio sin fronteras, que me quiso amparar.

Mi mentalidad no es válida en ningún lugar, incomprendida y al margen de la sociedad.

¿Musulmana y liberal? No lo ven con claridad. Liberal que defiende a fuego el derecho al hijab. ¡No me miréis así! No soy un bicho raro.

Os comprendo a los dos, pero a mi nadie me da la mano, aunque más de uno se haya sentido identificado.

Sois vosotros los que debéis ser juzgados y tener mas respeto hacia uno y otro lado. Reces o bebas, comas o ayunes. Siempre recuerda que el respeto es sagrado, porque despues cada uno será juzgado por separado.

Salma Ragmi

 

Sepulcros blanqueados

La poesía alimenta el alma
como un trozo de pan mugriento
el estómago del desarrapado

Pobres infames que os alimentáis
de dolor y fuego
Vuestras almas están vacías
y las manos llenas de putridez

La desnudez del alma
ataca a vuestros pensamientos
y respondéis con muerte
llenando vuestras arcas
de moscas y estiércol

Vuestro paso es firme
pero andáis sobre estalagmitas
con sabor a sangre
Los pies mojáis
en charcos de lágrimas y leche

Cimientos sobre lodo y huesos sin nombre
Gritos ahogados bajo los silbidos de la muerte
La belleza insulta vuestra mirada

La oscuridad se cierne
sobre la vida
Una oscuridad profunda, vacia, latente,
abriéndose camino en luz cegadora
Y después, nada...
otra vez la infinita oscuridad desoladora

Tan vacía como vuestros
pobres cuerpos inertes
Vacios de vida, de sentimientos, de belleza
medrosos de la luz irisada
de una sonrisa inocente

¿Cómo alimentáis el alma?
Está desvalida, hambrienta,
desnutrida, opaca, negra y putrida

¡Pobre agonizante alma vuestra!

Araceli Orenes

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