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La revista de Murcia donde tu opinión cuenta

Inspirado por los artículos de Eduardo López y Amira, me vi metido en un análisis de las causas de la presente crisis. Antes de comenzar mi artículo diré que solo se trata de mi punto de vista y que cada uno de ustedes puede compartirlo o no.

¿Hasta cuando?

La crisis que padecemos en la actualidad esta absolutamente prevista, y provocada por la manipulación de los grandes de la economía. Analicemos la cuestión de que los grandes bancos de nuestro país han triplicado sus beneficios en los últimos cinco años. Especialmente los tres últimos han sido duros para el ciudadano de a pie, incluso para muchos españoles ha sido inalcanzable el grado de mileurista, tan despreciado antes de la crisis.

Centremos nuestra atención en una cuestión, para hacer buenos negocios en España, es interesante pertenecer a alguna secta o partido político en el que podamos codearnos con aquellos cargos que favorecerán nuestro éxito. No quiero citar ni molestar a nadie, pero aquellos que se den por aludidos, seguramente tienen mucha más información que nosotros.

En plena crisis hemos podido presenciar atónitos, el suicidio de algunos empresarios de la construcción tras la caída fulgurante de sus negocios. Y entre tanto, en la otra cara de la moneda, los que han podido enriquecerse con la recalificación de suelos que compraron a dos euros el metro, y aquellos a los que nunca les faltan licencias de obras o contratos de obra pública.

Con todo esto nos vemos inducidos a analizar el término que introdujera Jean-François Revel : Cleptocracia, que significa “gobierno de los ladrones”. No quiero con esto generalizar, ni acusar a cuantos nos gobiernan y administran con toda honestidad. Más bien centrar nuestra atención en todos aquellos que aunque no hayan salido a la luz de la opinión pública viven a diario de estas prácticas, depredadores disfrazados de servidores públicos que ocupan ese sillón cada mañana, para enriquecerse ellos mismos e indirectamente a sus familiares y partidos políticos.

Muchos recordaremos casos con- cretos como: Pretoria, Millet, Gürtel o Filesa. Pero quizás no caemos en la cuestión de que las tramas urbanísticas corruptas y corruptoras se practican en demasiados ayunta- mientos. Al igual que culpamos de la falta del queso a aquel ratón que ha caído en la trampa, pero no a tantos otros ratoncillos espabilados que comieron del queso y se escondieron a tiempo. Muchos corruptos, todavía no han caído en errores para que la opinión pública o la justicia les investigue.

Tantos y tantos ediles de ciudades y pequeños pueblos, se han enriquecido en los buenos momentos de la burbuja inmobiliaria, que en la mayoría de los casos, ni los ciudadanos ni la justicia se lo hemos querido tomar en cuenta, quizás porque fueron tiempo de alegría para todos

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Me resulta doloroso aunque lo acepto con resignación, el que una de las mejores democracias del mundo, tenga que sufrir los males comunes en dictaduras tercer- mundistas. Nos vienen a la cabeza los regímenes de países como: Rusia, Perú, Yugoslavia, Ucrania, Cuba o Nigeria. Donde los cleptócratas como: Fulgencio Batista, Milosevic, Pavlo Lazarenko, Alberto Fujimori y un largo etcétera, amasaron enormes fortunas, mientras su pueblo sobrevivía con menos de cien euros por familia y mes.

Todo aquello nos queda lejano, y por lo tanto nos deja impasibles, lo que sí nos debería preocupar son los casos similares, y mucho más discretos que podamos tener en nuestros gobiernos y ayuntamientos, así como su posible impunidad. Pues estas y otras prácticas poco ortodoxas conducen a situaciones cíclicas de euforia y crisis. Aprendamos esta vez la lección y esbocemos una leve sonrisa.

Pascual Marín

 

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